28 dic 2012

QUÉ ES Y EN QUÉ CONSISTE LA RESILIENCIA






La resiliencia es la capacidad que tienen las personas para sobreponerse a adversidades, pérdidas o a periodos de intenso dolor emocional y además salir fortalecido de ello.

Consiste en asumir, desde la aceptación, los cambios e inconvenientes que te depara la vida y en adquirir un entendimiento de que el sufrimiento es una parte más de la vida.

La persona resiliente es aquella que consigue superar su herida, resurgir de sus cenizas y transformarse.

Os dejamos un enlace donde podréis ver y escuchar, a través de un video, a Gonzalo Hervás explicando el concepto de resiliencia en la Jornada de prevención de conductas de riesgo.





17 dic 2012

CUANDO ME AME DE VERDAD






Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme… Hoy sé que eso tiene nombre: Autoestima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es: Autenticidad.

Cuando me amé de verdad, dejé 
de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama: Madurez.

Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es: Respeto.

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama: Amor hacia uno mismo.

Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es: Simplicidad.

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la: Humildad.

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama: Plenitud.

Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es: Saber vivir!

No debemos tener miedo de cuestionarnos. Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Charles Chaplin


                               






10 dic 2012

ACEPTACIÓN VS RESIGNACIÓN


La aceptación significa ver las cosas como son en el presente. Si tenemos un dolor de cabeza, aceptemos que lo tenemos. Si tenemos algunos kilos de más, ¿por qué no aceptarlos como descripción de nuestro cuerpo en ese momento? Antes o después tendremos que adaptarnos a las cosas como son y aceptarlas, bien consistan en un diagnóstico de cáncer, bien en la muerte de alguien. Con frecuencia, sólo se alcanza la aceptación después de haber atravesado periodos de negación muy emotivos y, a continuación, de ira. Estas etapas constituyen el avance natural en el proceso de adaptarnos a lo que sea y forman parte del proceso de sanación.

Sin embargo, dejando a un lado las grandes calamidades, en el transcurso de nuestro día a día desperdiciamos con frecuencia una gran cantidad de energía negándonos lo que constituye ya un hecho y resistiéndonos a él. Al obra así, lo que hacemos básicamente es intentar forzar las situaciones a que sean como nos gustaría que fueran, lo que sólo genera más tensión y, de hecho, impide que se produzcan cambios positivos. Podemos estar tan ocupados negando, forzando y luchando que no nos queden casi energías para sanar y crecer, y que las pocas que nos queden puedan desvanecerse por nuestra falta de conciencia e intención.

Si tenemos exceso de peso y nuestro cuerpo no nos gusta, no sirve de nada esperar que tengamos el peso que creemos que deberíamos tener para empezar a que nuestro cuerpo nos agrade y nos gustemos a nosotros mismos. En determinado momento y si no queremos vernos empantanados en un frustrante círculo vicioso, podríamos darnos cuenta de que es perfectamente correcto gustarnos con el peso que tenemos en ese momento porque es el único instante en que podemos gustarnos. Recordemos: el ahora es el único tiempo con que contamos para lo que sea. Tenemos que aceptarnos como somos antes de que en realidad podamos cambiar.

Cuando empezamos a pensar de esta manera, el hecho de perder peso deja de tener importancia. Además, se hace mucho más fácil. Mediante el cultivo de la aceptación, creamos las condiciones previas a la sanación.

La aceptación no quiere decir que nos tenga que gustar todo, o que hayamos de adoptar una postura pasiva hacia todo y abandonar nuestros principios y valores. No significa que estemos satisfechos con las cosas como son, o que nos hayamos resignado a tolerar las cosas como “tengan que ser”. No implica que debamos cesar en nuestros intentos de romper con nuestras propias costumbres autodestructivas, ni en darnos por vencidos en nuestro deseo de cambiar y crecer, ni tolerar la injusticia, por ejemplo, o evitar implicarnos en cambiar el mundo que nos rodea porque sea así y, por tanto, carezca de esperanza. La aceptación, como nosotros la vemos, quiere simplemente decir que hemos llegado a la voluntad de ver las cosas como son. Esta actitud prepara el escenario para que, pase lo que pase, podamos actuar de la forma adecuada en nuestra vida. Lo más probable es que seamos nosotros mismos quienes sepamos lo que haya que hacer y tengamos la convicción interna de actuar cuando contemos con una visión clara de lo que ocurre, en vez de cuando nuestra vista esté nublada por los juicios y deseos autoserviciales de nuestra mente o por sus temores y prejuicios.

En la práctica de la meditación, cultivamos la aceptación tomando cada momento como nos llega y estando de lleno con él como es. Intentamos no imponer nuestras ideas sobre lo que deberíamos sentir, o pensar, o ver en nuestra experiencia, sino sólo acordándonos de mostrarnos receptivos y abiertos a lo que sintamos, pensamos, o veamos, y de aceptarlo porque está aquí y ahora. Si mantenemos nuestra atención concentrada en el presente, podemos estar seguros de una cosa; de que sea lo que sea lo que tengamos delante en este momento cambiará y nos proporcionará la ocasión de practicar la aceptación con independencia de lo que vaya a surgirnos en el momento siguiente. Está muy claro que hay sabiduría en el cultivo de la aceptación.

Fundamentos de la Atención Plena, en Vivir con Plenitud las Crisis, de Jon Kabat-Zin.

10 sept 2012

EL ULTIMO POEMA






Si pudiera vivir nuevamente mi vida,   

en la próxima trataría de cometer más errores.

No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.

Sería más tonto de lo que he sido, de hecho

tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría más riesgos, haría más viajes,

contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido,

Comería más helados y menos habas,

tendría más problemas reales

y menos imaginarios


Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida;

claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás trataría de tener

solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;

no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;

Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera

y seguiría así hasta concluir el otoño.

Y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo

Jorge Luis Borges
 
 

6 sept 2012

ABRAZA SIN TENER UN MOTIVO ESPECIAL




La oxitocina, también llamada hormona del amor, está relacionada con la afectividad, la ternura y el contacto. También es una hormona, que las mujeres, liberan en grandes cantidades para favorecer la distensión del cérvix uterino en el parto y para facilitar la estimulación de la succión del bebé en la lactancia.


Altos niveles de secreción de esta hormona generan confianza en los demás y mejoran nuestra empatía y comprensión por los que nos rodean. Además se incrementa el sentimiento de altruismo y generosidad por el otro.

Con el abrazo, a parte de liberarse oxitocina, se libera dopamina y serotonina, que hace que experimentemos bienestar, felicidad y armonía.


                     ¡Practica la TERAPIA DEL ABRAZO!





30 ago 2012

LAS ESPINAS EN LAS RELACIONES

Durante la Edad de Hielo muchos animales murieron a causa del frío.

Los puercoespín dándose cuenta de la situación decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.

Así que tuvieron que h
acer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro. De esa forma pudieron sobrevivir.



La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás
 
 

20 ago 2012

¿ES PRECISO AGUARDAR EL FUTURO PARA ALCANZAR LA FELICIDAD?



Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios atunes muy grandes.

El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.

El mexicano replicó: “Oh! Sólo un ratito”


Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces. El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia. El norteamericano volvió a preguntar: “¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?”. El mexicano contestó: “Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor”

El norteamericano dijo con tono burlón: “Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión”

“Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?” preguntó el mexicano.
”De quince a veinte años”, respondió el norteamericano.
”Y luego ¿qué?” volvió a preguntar el mexicano.

El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:
”Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones”

“¿Millones, señor? Y luego ¿que?” preguntó el mexicano.

"Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos” contestó el norteamericano.

“Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?"

A veces vamos en busca de la felicidad y no nos damos cuenta de que si quisiéramos ya seríamos felices.

“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad” 
 Pearl S. Buck